Wednesday, December 21, 2005

Cuatro vueltas a Cuatro

El mundo de la tele está más que revuelto: llegada de la TDT -que por ahora tiene canales de relleno que no ve nadie y no es más que una ocupación obligada de los canales esperando el apagón analógico-, la concesión de La Sexta de Emilio Arágon - quién lo diría cuando los más viejos le veíamos moviendo el cencerro - y compaía- televisión que promete mucho porque están las neuronas más imaginativas de la producción española- , el descenso del interés por el mundo rosa, el descalabro de los grandes mitos como María Teresa Campos -que no era un mito, solo que nadie competía con ella con algo serio- y la crisis del canal Cuatro.

Y más que crisis, la gran apuesta de Polanco hace aguas.

Desde Prisa se creían que con programas diferentes, dirigidos a jóvenes y medio jóvenes urbanos de alto poder adquisitivo se llevarían el gato al agua. Pero no tuvieron en cuenta que ese grupo consume mucha Internet, duro competidor y también consume de las demás televisiones.

Y no situaron a las caras más idóneas: Gabilondo inexperto en televisión que cree que todo se hace como la radio y no sabe que la televisión es mucho más dinámica, Borris Izaguirre, una cara demasiado gastada y agotada que a pesar de lo que haga ya no causa el efecto sorpresa que le emcumbró, Deborah Ombres, que no hace gracia fuera de la MTV, etc.

Maracaná y Eva Hache salvan las audiencias, sin tirar la casa por la ventana, un 6% frente al 5% general. Pero el primeri tiene demasiada palabra frente a la necesidad de la imagen en el fútbol, y el segundo agota las gracias y le llegará a explotar.

Sin embargo no triunfan otros buenos productos como el informativo de las 3, con las 2 Martas, un "telediario" muy dinámico y fresco o como "El Equipo", un mágnifico análisis televisivo de temas cotidianos. Se agradecen resposiciones de series como Friends, o apariciones de buenas series como "Las Vegas" o "Anatomía de Grey".

Pero la cadena no tiene cohesión ni uniformidad, ni un programa o cara que tire de la cadena, ni alicientes para el espectador. Pero está empezando, y en un año no será lo que es ahora, así como en 10 años la tele no será lo de ahora (decenas de cadenas, nuevos formatos, Internet y más tecnología integrados, etc.

Esperemos, que la tele es muy bonita.

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